viernes, 1 de septiembre de 2006

Un ojo de lo Caro


“Algo de malo debe tener un medio artístico como el bogotano” sentencia Antonio Caro en una pequeña carta enviada al periódico Arteria y publicada en su recién aparecido número 7, pues, según el padre de la Apropiación en el arte colombiano, éste (el medio artístico bogotano) “permite indiferente la ofensa pública a sus artistas y la parodia burda de sus obras.”


Caro, en apenas dos párrafos, da comienzo a un juicio en el que toda la escena artística de una ciudad termina viéndose involucrada, pues hace extensiva la acusación de ruindad en virtud de que “las personas”, a secas, sin nombres propios, “alaban, aprueban, encomian, permiten, promocionan o valoran”, y aquí viene lo que me llama la atención de esta carta, “la actitud y los plagios del señor Carlos Castro.”


Debemos pensar en lo que significan estas palabras, no sólo por lo que dicen, sino también por la historia desde la que son enunciadas.


En los años 70, Antonio Caro saltó a la fama en Colombia, convirtiéndose en paradigma del artista social e incluso, según afirmaba Luís Camnitzer, en “el artista vivo más subversivo de América Latina”; apropiándose de la tipografía oficial de las botellas de coca-cola para, de un modo primario, escribir con ella “Colombia”, Caro acudía al robo deliberado de una imagen famosa que era retorcida en su sentido final como una suerte de venganza de lo local contra lo global, del pobre contra el rico y de la risa contra la aburrida limpieza corporativa. Y claro, no se trataba de un hecho aislado, pues el artista se apropió en otras ocasiones de cajetillas de marlboro, de la imagen de chicles Adams e incluso, de la firma del líder indígena Manuel Quintín Lame, plagiada una y otra vez sobre muros y papeles.


Es obvio que, para Caro, el plagio, el robo y la apropiación resultan fundamentales como sistema de trabajo y como transformadores de sentido, por lo que, insisto, sus palabras suenan extrañas y delatan, en el fondo, una traición a todo lo que sus obras nos han dicho por décadas.


Pero, ¿cuál es la ruindad que acusa Antonio Caro en el burdo plagiario Carlos Castro?


En la pasada artBo, junto a galeristas, museos y otras instituciones del mundo artístico, Castro extendió un plástico en el piso junto a dos precarias estructuras de madera, al modo de los vendedores callejeros de pulseras y collares de chaquiras para, allí, ofrecer al público de la feria versiones baratas de famosas, y para nada asequibles, piezas de reconocidos artistas colombianos: ranas de caucho ensartadas al modo de Maria Fernanda Cardoso, pequeños ídolos precolombinos de Mickey Mouse y Bart Simpson rentabilizados por Nadín Ospina, tambores esmaltados de Beatriz González o bordados de Humberto Junca y, por supuesto, calcomanías en las que la palabra “Colombina” aparecía escrita en la caligrafía blanca de coca-cola. Una por $3000 o, si se quería la de Lame, dejaba el par en $5000.


Si pensamos en que muchas de estas obras, las originales claro, empiezan la puja en el mercado alrededor de los $5’000.000 o $10’000.000, no podemos menos que aplaudir el plagio de Castro, quien no sólo puso al alcance de cualquiera que se agachara lo suficiente la historia reciente del arte colombiano, sino que también subvirtió el orden social de un modelo de producción por el cual la función del artista dejó de ser la transformación de sentido para ir tras las mieles del status y el lucro.


Caro, ahora defensor a ultranza de los derechos de autor y líder de un movimiento por el necesario reconocimiento de la propiedad moral y, por supuesto, patrimonial de la producción de los artistas, se ha excedido en sus declaraciones y ha dejado de ver, por torpeza o avaricia, quién podrá saberlo, lo que el gesto de Carlos Castro significa: democracia, humor e historia. Algo que hace dos décadas él mismo le enseñó a Colombia. Sin embargo, otros tiempos corren y para Antonio ya no “todo está muy Caro.”

1 comentario:

li dijo...

Hola, soy Liliana Velez, en Agosto de 2006 tuve una exhbición en El Bodegón y ustedes tenían un artículo escrito sore esta. Quería saber si lo pueden añadir otra vez al blog, estoy en el proceso de sacar una visa de artista en Estados Unidos y eso me ayudaría muchísimo para todo el papeleo ya que uno de los requisitos es tener publicaciónes...
muchas gracias y espero que sea posible.
liliana